Una escama de róbalo y una diosa babilónica

Tiamat, diosa primordial del océano. Dragón, serpiente marina, deidad monstruosa que representa el caos del que surge y evoluciona la vida. Se trata de la creación con todos sus cataclismos:
Madre serpiente,
ayer me cantaste sobre el Ylem
y el vacío, mar casi infinito,
que se enrosca entre un electrón
y el núcleo de un átomo.
Energía mater oscura, muon, tau,
madre subatómica de la vida y la entropía,
eres todos los peces del mundo.
Ayer robé una de tus escamas
y la puse bajo el microscopio.
Con la voz cascada de tanto repetirlo
(trece mil setecientos millones de años
para ser exactos), cantaste el cosmos
y me fuiste revelando sin querer la cosa
cómo en el centro de cada estrella
la gravedad construye y derriba
sus propias catedrales.
Y sé madre océano supernova,
que también eres destructora de soles,
pero no importa qué perdamos con eso
porque cada colapso traerá consigo,
siempre,
un destello más brillante que una galaxia
o una escama.
Todas nuestras guerras
se pudren en silencio y nada.
Somos luz flujo partícula movimiento,
un manojo de cuerdas
que se enreda
en el espacio-tiempo.
Galería de escamas:
Para escuchar, Santa María del Fiore o il Duomo de Florencia. Eco de voces, pasos, disparos de cámaras y el silencio que pesa. Esta grabación es de hace seis años, me encontraba en la parte alta de cúpula. Vale la pena escucharla con audífonos:
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